No es mas que yo

E. Dizco y L. Mandarino

Yo soy y he sido siempre, muchacho calavera
yo tuve un buen cotarro y una buena mujer
era una criolla tan linda y tan canchera
que me hizo un hombre serio, que me enseño a querer.

Por ella me cuidaba, hasta cambie de rumbo
me dedique al «laburo», me abri del bodegon,
deje las farras, pa’mi no habia en el mundo
mas que sus dos ojazos, después su corazón.
Yo la queria quiza con toda mi alma
y así junto a su lado dos años me pase,
dos años de cariños, felices y de calma
y en una noche de esas, la ingrata se me fue,
con un compinche, con un amigo mio,
que estando en la «palmera» le supe responder
con uno que ni en embroma se embarullo en un lio
y vino a armar lo justo, con mi propia mujer.

Pero todo se arregla en esta vida fiera,
el que hace una parada la tiene que pagar
y ahi donde lo encuentre, de la misma manera,
que procedió conmigo, me van a ver tallar.

Le sacare lo mio de «prepo» si se cuadra
después de echarle en cara lo mal que se porto.
Pa’demostrarle que si ese perro ladra,
yo muerdo si me apuran y que el: no es más que yo.