La milonga (tango)

Letra de Cárdenas
Música de Rossi

Suena la orquesta, los fuelles llorones
con sus vibraciones, tan linda la fiesta…
La muchachada que el patio engalana,
su risa de grana de amor inundaba.
Y entre los ruidos parecen las notas
canciones que brotan de amores sentidos.
Pero hay momentos que en celos de amor
los ojos expresan intenso furor,
cuando se empeña un guapo en llevar
a la hermosa dueña de uno que sabe amar.

Y un clamor de pronto se levanta
al mirar que dos hombres pelean
con vigor, y en la lucha cuerpean,
mientras que vivorea el filo del facón.
Los que ven los gestos de guapeza
de esos dos que luchan con bravura
y al mirar tan grande ofuscación
una sombra de amargura cubre el corazón.

Y en la milonga se mueren los sones
de los bandoneones que ya no rezongan
y el patio queda muy triste y sombrío
como si estuviera bañado de hastío.
Es que la gente sufre un desconsuelo
al ver que un valiente quedará en el suelo.
Y la muchacha que al guapo adoró
maldice al malevo que a su hombre mató
y ahogada en un grito de dolor
besa el rostro amado del que fuera su amor.

Yo no sé qué viento de tristeza
se llevó del patio su alegría,
cuando el sol a lo lejos moría
y se fiesta perdía
su alegre animación.
Sólo sé que la que lo adoraba
sollozó muriéndose de duelo
y al llorar su perdida ilusión
le pidio cuentas al cielo
para su aflicción.