La leyenda del «challao»

Letra de A. Dibenedetto
Música de Francisco Brancatti

Permítame otro trago pa’ entrar en juego
y relatar la historia con más coraje,
que siempre fue la caña como un ropaje,
que me ha evitao el frío del corazón…
Fue en el «Challao»: volvía de mi trabajo,
y mientras pal’ futuro tejía mis planes,
pensando en la chirusa corté arrayanes
pa’ que adornace el cuarto con ilusión.

ll

Dormia al pié e’ la sierra la noche oscura
y allá una lucesita que temblequeaba,
era la de mi rancho, que yo avistaba
cuando por un atajo dentré a avanzar.
Seguí sin desconfianza silbando alegre,
pero a poquito trecho de mi querencia,
mis ojos tropezaron con la presencia,
de un flete que a palenque solía pastar…

l (bis)

Y bajo la imponente quietud serrana,
pa’ ansina cerciorarme si eran visiones,
saltando sobre el cerco, por los horcones,
viché como la hereje me fuera infiel.
Estaba con el «guaso», mocito engreído,
y boca contra boca se besuqueaban:
desenvaine el cuchillo y oí que hablaban,
de juirse pa’ la sierra la ingrata y él.

ll (bis)

Pense mejor, y al trote enfrené mi pingo,
y lo cinché en lo oscuro, me puse al paso,
los esperé y en cuanto silbó mi lazo,
los tientos se estiraron detrás de mi.
Senti cuando enlazados los dos cayeron,
y a gritos en las piedras se daban tumbos:
yo en cambio, taloneando seguía mi rumbo,
y allí en el cerro arriba, los desprendí…

recitado

Que fiero es el recuerdo… traiga ese frasco,
malhaya… si no fuera por la bebida,
pa’ darme tan siquiera un gustazo en vida…
malhaya… si no fuera por la bebida,
difunto ya estaria mi corazón…

Obs.)Busco grabación.