El vals del viudo (vals)

Letra de Horacio Ferrer
Música de Jairo
Compuesto en 1976

Volvió a mirarla, rigida y fría,
yerta en la cama matrimonial
y entornó suave la celosía,
y en la casita,
ollas y espejos
y claraboyas
y santarritas
-menos el viejo-
todo por ella rompió a llorar.

Puso en su dedo las dos alianzas,
cuando sus canas fue a acariciar
la vio vestida de tul y organzas,
la vio chiquita,
viva y parada
sobre la almohada
y tan bonita
y enamorada
que, mansamente, salió al umbral.

«Ahora, corazón,
vendrán la aurora y las vecinas,
hijos, hermanas, nietos y primas,
los del juzgado, los telegramas,
el cura, el llanto, la espera, el drama.

Pero en tanto sólo yo sé que te has muerto
y ni siquiera el Señor sepa que es cierto,
si todos los demás
viviente te imaginan,
por un cachito más
has de vivir, viejita mía.»

Y arrinconado, solo en la puerta
ni aún la noche pudo notar,
que al lado suyo sintió a su muerta
vuelta murmullo,
resuelta en nudo,
viva y despierta,
linda de asombro
con el pasado sobre los hombros, en el zaguán.

Y un frac de plata le hizo el rocío
y el aire se echó a valsear
y ella, vestida de serenata,
tomó su mano,
lo ató a su talle
y en plena calle
murmuró «Vamos,
querido mío».
Y sólo un gato los vio bailar.