El letrista (canción murguera)

Canta el Canario Luna con la murga Falta y Resto

En Uruguay, desde principios de siglo, el carnaval es sin duda la
mayor fiesta popular. Es un fenómeno de masas de tal envergadura
que no se compara ni siquiera con el fútbol. Las “llamadas” con su
candombe y las murgas, así como otros grupos artísticos populares se
preparan durante meses para “su” histórico febrero-marzo, donde
recorren las calles; salas de espectáculos y los “tablados”, que
hasta hace un par de décadas eran orgullosas tablas que los vecinos
de los distintos barrios construían y que constituían el orgullo de
la barriada. Las murgas son un conjunto de voces apoyadas con
bombo, redoblante y platillos, que generan otro ritmo sin igual, muy
característico del Uruguay (el otro ritmo es el del candombe). Sus
letras reflejan siempre el sentir y el vivir popular, muchas de
ellas transmitidas de generación en generación como un tesoro.
Entre las murgas (centenares) a recordar se puede mencionar a “Los
amantes al engrudo” (1907); “Los patos cabreros” (1919) y su muy
conocida “retirada”; “Los curtidores de hongos” (1919); “Los
asaltantes con patente” (1929) con Pepino como director; “Araca la
cana” (1935); “La milonga nacional” (1940); y otras contemporaneas
como “Falta y resto” (de la decada del 70). El extracto popular es
el mismo del tango, los viejos murguistas son tangueros, el tango
está en muchas de las letras y la filosofía es similar a la del
tango. De forma tal que de una de las murgas o “comparsas”, formada
ella por estudiantes de medicina en 1916-7 nació, nada menos que “La
Cumparsita.

La letra que sigue, cantada por el Canario Luna con la murga Falta y
Resto (197??) es una muestra que quisiera hacerles escuchar. Yo la
conozco como “El letrista”, pero de repente tiene otro nombre.

Que el letrista no se olvide de los versos de Gamero,
de beber alguna copa leventada a su salud;
que el letrista no se olvide de comprarse cigarrillos
y pitarle un par de versos del glorioso Guruyú.
Que el letrista no se olvide del aumento del boleto,
de agarrar la ventanilla y vivir la realidad.
Que el letrista no se olvide de la hichada del Basañez,
esa que los periodistas titulan parcialidad.
Que el letrista no se olvide de las barras transnochadas
que recorren madrugadas tapizando la ciudad;
que el letrista no se olvide de los mil pegatineros
que han pasado más de una en alguna seccional.

Que el letrista no se olvide de los lunes de mañana
cuando el verdadero guapo se levanta sin chistar;
que el letrista no se olvide de los hombres de corbata
que quisieron ser murgistas y no fueron a ensayar.
Que el letrista no se olvide de las madres del Pereyra,
que recuerde las tristezas de los locos del Millán.
Que el letrista no se olvide de los versos de Gagliardi,
de los bailes de la IASA y el estilo de Roldán.
Que el letrista no se olvide de jugarle a las tres cifras
para ver si se endereza y se puede dedicar
a escribir versos de murga frente a un plato de buseca
y mandarse alguna letra en honor al carnaval.

Que el letrista no se olvide de los cuzcos marca perro,
de los gritos de la feria y del Parque Durandeau;
que el letrista no se olvide de la heroica minifalda,
del piropo que cosecha trapadita en el cordón.
Que el letrista no se olvide en el quinto día del año
de ponerle pasto y agua al camello de Melchor;
que el letrista no se olvide de los lios de la Etra,
de las noches de la Vasca, de los tangos de Clarín;
de la marcha de la vuelta, de la voz del Pepe Guerra
pica, pica envenenada cuando agarra el adoquín.

No te olvides de cantarle a los cracks que no llegaron,
dedicale alguna estrofa al borracho y su amistad,
y no vayas a olvidarte que en lugar de tanto verso
cuantas veces el silencio es la voz de la verdad.
Que el letrista no se olvide de arrimarse al veterano,
de escuchar la rebeldía de negarse a obedecer;
que no quede en el tintero, que no quede en el tintero,
que no quede en el tintero lo que falta por hacer,
que no quede en el tintero lo que resta por hacer…

se repiten algunas estrofas