Atahualpa yupanqui

Letra de Horacio Ferrer
Música de Raúl Garello
Compuesto en 1987

Tango dedicado a «Don Ata, hermano mayor y maestro tan querido».

En esta pulpería la noche no se rinde,
hay alcohol, hay barajas, más que nada hay cantor.
En trasluz de tabaco se perfila una estrella
que desvela los rostros, la milonga y la voz.

Atahualpa Yupanqui ya no tiene clavijas,
afina como afinan la montaña y la fe,
tan florido y cantable como un árbol con nidos,
con su saber tan lindo que no es sólo saber.

Sus ojos con capota van de viaje,
pero el mirar se queda siempre aquí,
mirada de Atahualpa que echa coplas,
por cosas que le duelen como a mí.

La noche no se rinde ni Yupanqui
ni el vino ni se rinde la emoción,
oyendo como él canta, venturoso,
silencios con olor a corazón.

En esta pulpería le almacenan su sombra,
su gran sombra que alumbra si escasea la luz,
aparcero del alma, abrazándolo siento
que lo noble del criollo se da con lentitud.

Es zurdo, así, teniendo las dos manos derechas,
con dedos que atraviesan las bagualas de a pie,
ah, poeta, que afuera está hecho de adentros:
los labios son de adentro, la guitarra también.

El vino no se rinde y al gran viejo
tan sólo se le encurda el traje azul.
Afuera, ya su aurora ha comprendido
que ayer, mañana y hoy son siempre aún.

Detrás del mostrador, tirando el naipe,
la muerte, que es de tierra, murmuró:
«Si él nunca hubiera dicho lo que ha dicho,
qué mundo se quedaba sin cantor.»

En esta pulpería de Atahualpa,
él canta y no se rinde nuestro amor.