Consejo de oro

Letra de Arquimedes Arce
Música de Agustín Magaldi

Exito de Agustín Magaldi, La Voz Sentimental de Buenos Aires.

Yo era un purretito
cuando murio mi viejo
Fue tanta la miseria
de mi viejita y yo.
Comiamos llorando
el pan mugriento y duro
Que en horas de miseria
mi mano mendigo.

Mi pobre viejecita
lavando ropa ajena
Quebraba su espinazo
al pie del pileton
por miseras monedas
con que calmaba apenas
las crueles amarguras
de nuestra situación.

Fui creciendo a la bartola
de mis años juveniles,
agarre por el camino
que mejor me pareció.
Me codie con milongueras,
me atore con copetines
y el mejor de mis amigos
cuando pudo me vendio.

De engrupido me hice guapo,
me encerraron entre rejas
y de preso ni un amigo
me ha venido a visitar.
Solo el rostro demacrado
y adorado de mi vieja
se aplasto contra la reja
para poderme besar.

Por eso compañero,
por tantos desengaños
no me convence nadie
con frases de amistad.
Hoy vivo con mi madre,
quiero endulzar sus años
y quiero hacer dichosa
su noble ancianidad.

Me siento tan alegre
junto a mi madrecita,
es el mejor cariño
que tiene el corazón.
Ese si que es un cariño
que nadie me lo quita,
cariño que no engaña
ni sabe de traición.

A ese amigo que es tan joven
le dare un consejo de oro,
deje farras y milongas
que jamás le ha de pesar,
cuide mucho a su viejita
que la madre es un tesoro.
Un tesoro que al perderlo
otro igual no encontrara.

Y no hagas como aquellos
que se gastan en placeres
y se olvidan de la madre,
ni le importa su dolor.
Que la mata de disgustos
y recien cuando se muere,
se arrepienten y la lloran
y comprenden su valor.